Señor, somos soldados con diferentes lenguas y culturas unidas,
sin embargo, por la misma fe y asociado por el Apostolado Militar Internacional a su más alto servicio y a su iglesia.
A ti, que conoces la integridad de nuestra profesión, a través de los centuriones de Cafarnaum y del Gólgota, confesores de tu divinidad ante el mundo.
Te rogamos con confianza, por la itercesión de la Virgen María, danos la paz para nuestras vidas, familias, fuerzas armadas y países, danos el espíritu de servicio y de tu imitación porque no viniste a ser servido sino a servir, danos el espíritu de justicia para este mundo desigual y violento; y el espíritu de amor a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén